Las epidemias y en particular la pandemia, están dejando de ser percibidas como «fuerzas incontrolables de la naturaleza». Y es, en gran parte, gracias a la ciencia que estas desgracias se están convirtiendo en desafíos complejos, pero abordables.
Desde la primera vez que se reportó el SARS COV-2 en China, pasaron solo 100 días para secuenciar su genoma completo. Actualmente, contamos con más de 10 vacunas y la técnica del PCR está siendo utilizada millones de veces al día para diagnosticar a las personas alrededor del mundo.
Asimismo, las tecnologías de la información han sido clave en que podamos llevar un estilo de vida relativamente »normal» sin exponernos al virus. Sin embargo, todos estos logros científicos, aún no son suficientes.
Realmente, la responsabilidad final de resguardar el bienestar de las personas recae en nuestros gobernantes. Por lo mismo ¿qué pueden aprender los políticos de los científicos en esta Pandemia?
- Que el camino para salir de los problemas que afligen al mundo entero, es a través de la cooperación.
- Que mientras el virus esté circulando, no habrá ningún país que esté verdaderamente a salvo.
- Que debemos invertir en nuestra infraestructura sanitaria, pues de la salud de las personas depende la salud de nuestra sociedad y economía.La ciencia no puede reemplazar a la política, pero puede ayudar, si la invitan a la mesa. Son los políticos, y no los científicos, los que deben balancear los intereses de la sociedad y proponer medidas realistas en sintonía con el pueblo.
Al final del día, no hay un método científico probado para determinar qué intereses o valores son más importantes que otros. Esa es una tarea 100% política.